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MEMORIAS DE UN SINGLE

Un regreso inesperado

He tardado mucho en contarte esto, pues no quería hacerme ilusiones. 

¡Hacerme ilusiones! A veces la vida es digerible si aceptas el hecho de que nada nuevo ni especialmente bueno está esperando.

Pero no nos engañemos, a pesar de todo, tú sabes que eso es una pose, que al final sigues esperando que te sorprendan, que ocurra algo que te salve, que te saque de esa rutina que te va anegando, que embota tu alma y tus sentidos.

La inglesita, ha vuelto.

Lo hizo de la única manera en que podía hacerlo: tomando ella la iniciativa y poniendo las bases para que nos veamos...

Supo que la borré de mi móvil, que intenté, sin éxito, borrarla de mi vida.  Supo que estaba dispuesto a seguir sin ella. 

Hemos quedado unas cuatro o cinco veces.  Somos amigos.  No sé.  No sé a dónde vamos ni si esto durará todo el invierno.  No sé si merece la pena, si quiero ser su amigo y seguir fingiendo que está bien, mientras me quedo embobado mirándola, deseándola, soñándola.

No sé si quiero seguir siendo lo que soy cuando estoy con ella

Sin embargo, me gusta tanto estar con ella... 

He aprendido a perder antes que a ganar.  He aprendido a renunciar antes de tener algo siquiera a que renunciar. 

Mi corazón disfruta de esos sencillos momentos, en los que, juntos, compartimos una mesa, un silencio, unas palabras en inglés.

Qué más da el nombre, los límites del universo, si hoy es martes o es jueves, si salgo de noches y estoy reventado, o si soy la persona más ingeniosa y locuaz del planeta.

Qué más da si solo tengo una soledad de siglos para quemar en la pila ardiente de sus ojos, cual exvoto.

Qué más da si no me quiere, si por momentos puedo soñar con que yo la quiero, con que ella me aprecia...

aunque sea así.  aunque sea de esta manera.

La inglesita ha vuelto

Y yo, no sé dónde estoy.

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